El Ing. Agr. Eduardo Cortés y el Dr. Ignacio de la Ferrera, de la Universidad Nacional del Litoral, compararon el aporte de distintos coadyuvantes y soluciones herbicidas y su efectividad con la incidencia de lluvias post aplicación.

Las aplicaciones de graminicidas con coadyuvante siempre presentan una diferencia de entre un 25 y un 30% respecto de aquellos que no llevan coadyuvantes. De manera que es importantísimo saber que el agregado de coadyuvantes para el control de gramíneas es un factor fundamental.

La segunda consideración es que “no todos los coadyuvantes funcionan de la misma manera” con las gramíneas. Estos fueron los primeros conceptos que bajaron los Ing. Agr. Eduardo Cortés e Ignacio de la Ferrera en su presentación en la Jornada Adyuvantes para Herbicidas 2021.

Los profesionales de la Universidad Nacionall del Litoral (Esperanza, Santa Fe) presentaron un trabajo de ensayos realizados para establecer el aporte de distintos coadyuvantes en el control de amaranthus hybridus y echinochloa, ambos con baja sensibilidad a los tratamientos herbicidas utilizados.

Malezas resistentes

“En el caso de echinochloa tenemos resistencia a glifosato ya confirmada, resistencia a inhibidores de ALS, principalmente imidazolinonas y venimos observando algunas pérdidas de sensibilidad a distintos graminicidas”, indicó Cortés.

Para el caso de amaranthus hybridus, mencionó que hay resistencia confirmada a glifosato, también a ALS y a los hormonales como 2,4D dicamba. “No es también menor la pérdida de sensibilidad por algunos ensayos que venimos realizando de los herbicidas PPO utilizados básicamente en post emergencia en soja, como fomesafen o lactofen”, precisó.

Cortés indicó que, más allá de los herbicidas y coadyuvantes que se elijan, la fenología que tenga la maleza y la condición de estrés es un factor importantísimo a la hora de lograr una eficacia de control adecuada. A medida que la planta tiene tres a cuatro macollos y va hacia su estado de floración, hay una merma en los controles si se comparan cuando la planta es más chica.

“Estamos viendo que para lograr el mismo control necesitamos hasta cuatro veces la dosis cuando pasamos de malezas pequeñas a malezas grandes. Lo mismo cuando pasamos de condiciones ideales de aplicación a condiciones de estrés”, advirtió.

Condiciones bajo lluvia post aplicación

Entre los objetivos del ensayo realizado en Esperanza, se buscó evaluar la capacidad de mantener la eficacia de control  con una lluvia post aplicación.

De la Ferrera describió que se usó fomesafen para evaluar control en amaranthus hybridus; a estos tratamientos se le agregó un adyuvante siliconado en un caso, y dos tipos de aceites en otros casos sobre un total de cuatro mezclas.

Y para el caso de echinochloa, se utilizó haloxifop como herbicida y de igual manera se agregó un adyuvante siliconado y dos tipos de aceite para  un total de cuatro tratamientos.

Sobre esta malezas se simuló mediante un aplicador de laboratorio una lluvia a distintos tiempos, de 20 mm a los 30 min post aplicación, 60, 120 y 240 minutos. También se mantuvo otro grupo en el que nunca se le hizo llover y se realizó una aplicación normal sin este efecto adverso.

“Lo que se vio en primer lugar es que para el caso de los graminicidas, cuando se comparó sin la acción de la lluvia, los controles fueron exitosos en todos los casos, entre el 98 y 99% de reducción de biomasa; no hubo diferencia entre las mezclas herbicidas y los adyuvantes”, precisó De la Ferrera.

Sin embargo cuando se simuló la lluvia, se pudo ver que las mezclas que contenían los aceites mantuvieron la capacidad herbicida, aun ante lluvias muy próximas, y se logró controlar totalmente la maleza.

No es así para el caso del testigo, en el que se produjo un lavado en los primeros tiempos, y los adyuvantes siliconados, que no tuvieron diferencia con este testigo. Se pudo ver, en cambio, que el grupo de los aceites mejoró la acción herbicida en un 10%, aproximadamente.

En las aplicaciones a campo con otro graminicida (cletodim) se puede corroborar más o menos lo mismo. Los aceites mejoraron en un 5-6% la acción herbicida, aunque el control herbicida siempre fue aceptable para todos los casos.

Para la evaluación en amaranthus hybridus, se utilizó una población cuya sensibilidad es muy baja a fomesafen. “De esta forma logramos ver mejor el comportamiento de los adyuvantes sobre este efecto no total de control sobre amaranthus”, explicó el técnico.

Este control en los testigos sin el agregado de coadyuvantes no fue superior al 46% como promedio en todos los tiempos en que se aplicó la lluvia. Con los adyuvantes, se llegó a controles de hasta 68%. “A pesar de esta aparente mejora en el control, en ningún caso se logró un control aceptable, no logramos que las plantas terminen de morir observando rebrotes en todos los casos”, aclaró.

“Sí hay una leve tendencia que se puede observar en cuanto a la acción de los adyuvantes sobre la acción herbicida. Y en este caso la tendencia va desde los siliconados hacia los tipos de aceite en ascenso”, añadió.

Puntos a no descuidar

–Llevar registro de las malezas presentes en los lotes y las posibles pérdidas de sensibilidad a los herbicidas utilizados. Esto no solo permitiría mejorar el control de post emergencia y cambiar la estrategia de manejo ante alguna condición que no sea adecuada.

–Los adyuvantes mejoran la acción herbicida y en algunos casos pueden mantener la efectividad con lluvias próximas. Como se vio, los graminicidas conservaron bien la performance y amaranthus no lo hizo tanto (aunque incidió la pérdida de sensibilidad de estos activos).

–Existen diferencias entre los tipos de adyuvantes utilizados y no todos son apropiados  para todas las malezas y tipos de aplicaciones. Es importante tener en cuenta a la hora de definir un tratamiento post emergente cuál  es la maleza a controlar y elegir el aditivo que vamos a utilizar.