Clasificados como activadores o como utilitarios, “son una herramienta fundamental, compañeros perfectos de los fitosantarios que nos permiten mejorar su performance y las aplicaciones”, destacó el Ing. Agr. Mariano Luna, ex INTA Pergamino y recientemente incorporado a Rizobacter expuso en la Jornada Adyuvantes para Herbicidas 2021 sobre el sencillo pero crucial tema de “por qué los necesitamos” en un caldo de pulverización, o también como “limpiadores” en los equipos.
“Hay una pregunta que nos tenemos que realizar primero: qué función le solicito al adyuvante”, sostuvo Luna, y enumeró que “pueden ser adyuvantes que nos den una función de penetración dentro de la planta, reductores de la deriva; un buen emulsionante que me permita mezclar, un acondicionador de agua, un limpiador (fundamental para tener en condiciones todo el sistema de la máquina y estar en línea con las BPA), esparcir mejor la gota, un tensioactivo o reductor de la evaporación”.
El primer elemento
Sostuvo que el agua es el primer elemento químico que interviene en una mezcla de pulverización y hay coadyuvantes que cumplen la función de correctores. En este caso, se tienen que considerar los factores de pH, de dureza del agua, y que esta no posea suciedad o sedimentos.
“La dureza, el calcio, el magnesio, el hierro, estos minerales interactúan negativamente con nuestros fitosanitarios”, indicó Luna. El glifosato, uno de los herbicidas más estudiados, dependiendo de la dureza y del volumen de agua, una parte del principio activo se podría desactivar según las condiciones. Y en tal caso podrá actuar un adyuvante.
Sobre el punto se explayó: “Para tener idea de lo importante que es un buen acondicionador de agua: si aplicáramos en un agua de 300 ppm de dureza dos litros de glifosato al 48% estaríamos perdiendo alrededor de 42% de esa inversión en un volumen de 200 litros de agua. Entonces es muy importante secuestrar esa dureza, que esos minerales no interactúen en este caso con el glifosato, porque las pérdidas de principio activo pueden ser muy cuantiosas”.
Como término promedio, entre 120 a 150 ppm es el límite en el que se debe tolerar la dureza del agua. Por arriba de eso, hay que corregir. En el caso del pH, en términos generales recordó que se debe utilizar un agua de un pH ligeramente ácido, cercano a la neutralidad, aantes de que ingresen los herbicidas, insecticidas y fungicidas. De manera que el acondicionador de agua es un factor fundamental.
“Con la dureza, el acondicionador de agua nos va a aportar soldados que se van a sacrificar, se van a unir a estos minerales –en este caso el calcio o el magnesio–, y van a formar un quelato (hablando del producto secuestrante de Rizobacter), y va a permitir que cuando ingresen los productos ya no estén siendo inhibidos por estos minerales”, detalló.
Graficó en un tratamiento con un glifosato al 48% y un agua de 500 ppm luego corregida se pueden ver diferencias de aproximadamente el 20% en la mejora de su función herbicida.
Cada adyuvante en su salsa
Una vez arreglado el agua, a un coadyuvante se le puede “pedir una mano” a ingresarlo mejor en la maleza, esto es que sea “penetrante”.
Por lo general, observó Luna, alguna de estas malezas tienen algunos “pelos”, como el caso de conyza bonariensis, que puede estar interrumpiendo la buena llegada de las gotas con el producto. Entonces no está mal que tenga “una función de tensioactividad”, de reducción de la tensión superficial. Y, a la vez, debido a que hoy día no se están aplicando herbicidas solos, sino mezclas, se le pedirá al adyuvante tenga una función en el mezclado, esto es “un buen emulsionante”.
“Entonces primero nos respondemos qué necesito: penetrante, que sea tensioactivo y que sea emulsionante”, observó. La primera de estas funciones están ligadas al metil de los aceites metilados. “A nivel mundial, los aceites son la principal y más eficiente herramienta que tenemos para este tipo de acción: que el herbicida ingrese mejor dentro de la planta”, afirmó Luna.
La función como tensioactivo radica en que sea un producto que reduzca la tensión superficial del agua; permiten que con una leve fuerza en la caída de la gota cerca de un pelo, que se rompa y cubra mejor esa superficie y llegue mejor a las diferentes superficies, para que después pueda actuar el penetrante.
Penetrante, tensioactivo, emulsionante, limpiador
Junto con las funciones de penetrante, tensioactivo y emulsionante, otros adyuvantes cumplen la funcionalidad de limpiador, que evita efectos de fitotoxicidad de los productos.
“Entonces fíjense: primero al adyuvante le pedimos una función de corrección de aguas, luego que nos ayude a ingresar mejor adentro de la planta, a desparramar más la gota, a que se mezcle mejor el producto dentro del tanque. Y otro adyuvante le pedimos que sea limpiador”, enumeró Luna.
De allí la pregunta de qué función se le pide a un adyuvante en las distintas circunstancias. Según el especialista, cuando nos respondamos esa pregunta vamos a saber qué adyuvante elegir. Y de ese modo poder más eficientes en la utilización de un producto tan importante.