La Lic. en biotecnología Valeria Martínez (Bahnsa Laboratorios) y el Ing. Agr. Sebastián Alessandrini (Grupo Bee), expusieron sobre la performance de coadyuvantes de Ligier Argentina en formulados de atrazina.
El orden de adición de los productos es muy importante a la hora de preparar una mezcla de fitosanitarios: los productores reportan que tienen muchos cortes de caldo, caída en sus concentraciones, se les tapan los picos en la pulverizadora, entre otros problemas.
De allí que cobran mucha importancia los protocolos diseñados para mejorar el desempeño de los activos y coadyuvantes en los caldos de aplicación. A estas soluciones se refirieron Valeria Martínez, responsable de I+D de Bahnsa Laboratorios y Sebastián Alessandrini, director técnico de Grupo Bee, en la Jornada Adyuvantes para Herbicidas 2021.
Bahnsa Laboratorios es una unidad de negocios que, junto a otras empresas (una de ellas Ligier Argentina) forman parte de Grupo Bee.
Los citados profesionales expusieron un trabajo sobre los “aportes de los coadyuvantes a la estabilidad de mezclas en distintas formulaciones de atrazina”.
Estas formulaciones en el mercado pueden venir perladas o peleteadas, a la misma concentración de activo, per se comportan de manera muy diferente en las mezclas, aclaró Alessandrini.
La licenciada Martínez se explayó sobre las evaluaciones realizadas en Bahnsa Laboratorios. “Es normal que en el control de malezas, frente a situaciones de barbechos de invierno, usemos atrazina como activo, y que en las mezclas esto origine diferentes problemas. Nuestro objetivo es mejorar el desempeño de los activos en los caldos de aplicación”, afirmó.
Residuos tipo platicola
Entre otros problemas, los residuos gomosos tipo plasticola, separaciones de fases. A raíz de esto, en el laboratorio se diseñan distintos protocolos para replicar lo que ocurre en el campo y encontrar una solución.
Primero se considera la calidad del agua, la turbidez; cuánto más clara es el agua, será más apta para ingresar en una mezcla, porque los barros o materia orgánica que aparece según la fuente donde es tomada el agua, pueden inactivar algunos de los principios activos en la mezcla.
Otro factor importante es el pH. “Sabemos que el agua ronda en un valor de 7 que hay una tendencia a la alcalinidad, a que aumente el pH; en esas condiciones disminuye la eficiencia de los activos en el caldo de aplicación. Y otro de los inconvenientes es la dureza. Sabemos que el valor promedio de dureza en la argentina ronda las 300 ppm”, describió Martínez.
Mencionó que desde hace un par de años Bahnsa cuenta con un mapa de dureza de aguas en las distintas regiones del país. Se consideran aguas duras cuando supera un valor de 150 ppm.
Aguas de diferentes durezas
En el trabajo presentado en la Jornada, se compararon dos atrazinas comerciales, A y B, con aguas de diferentes durezas (desde 150 a 1.000 ppm). En cada una de las mezclas se midió el pH, se observó la solubilidad, si se recuperaba o no la mezcla, cuan estable era y la granulometría del residuo que quedaba.
“El resultado nos hizo pensar no solo qué importante en la calidad del agua, sino darle el tiempo de hidratación que necesitan las atrazinas y la agitación de unos minutos. Si no le doy el tiempo para que se hidraten y enseguida agrego los otros activos, probablemente voy a obtener un compuesto todo apelmazado en la superficie o en el fondo del tanque de mezclado y eso me va a complicar tener que mezclarlo y aplicarlo”, observó Martínez.
Se observó que a medida que disminuye la dureza del agua, se tuvo un mejor comportamiento de la mezcla. También se buscó responder qué pasa cuando se tiene esa atrazina disuelta en agua y se la mezcla con otros activos. Para esto, se seleccionó 2,4D y glifosato y se observó qué ocurría en la adición. Primero la atrazina A, luego el 2,4D y finalmente el glifo; lo mismo para la atrazina B; luego se invirtió el orden de adición del glifo y 2,4D, sin trocar el orden de adición de la atrazina.
En cuatro mezclas siguientes se agregó atrazina al final, también invirtiendo el orden de adición entre 2,4D y glifosato.
“Qué observamos: con el agregado de estos activos, cuando uno coloca atrazina al principio, la mezcla aparentemente funciona bien. No ocurre lo mismo cuando atrazina es agregada al final, y vemos que inmediatamente se forma un precipitado o residuo, que sería lo que estaría provocando el taponamiento de los picos de la pulverizadora o este residuo tipo plasticola”, describió Martínez.
A partir de estos factores, se incorporó el uso de coadyuvantes. “Vimos que manteniendo los órdenes de adición y adicionando PH Bio al agua y luego Ligier Grass Bio al final, independientemente de cual sea el orden del 2,4D y el glifosato, siempre atrazina al principio, teníamos muy buenos resultados. Observábamos que ese volumen de precipitado (que nos da indicios de cuan soluble y cuan buena es la mezcla), mejoraba muchísimo”, destacó.
Advirtió no obstante que “en el caldo de aplicación, si uno no tiene en cuenta el orden de adición, por más que le agregue un coadyuvante, no voy a poder recuperarlo o sigue siendo inestable y me va a seguir trayendo la problemática que planteábamos”.
Martínez mencionó que, en razón de la gravitación que tiene el orden de adición a la hora de llevar a cabo las mezclas de productos, Ligier ofrece una aplicación (Ligier app) para orientar a los aplicadores.
Conclusiones para tener en cuenta
–A medida que aumenta la dureza del agua, se incrementa el volumen de precipitado y de espuma.
–En entornos con pH ácidos se observa mejor comportamiento de atrazina.
–Utilizando un coadyuvante (en este caso Ligier Grass Bio) se logra mejor estabilidad del caldo a lo largo del tiempo en las distintas mezclas.
–Utilizando PH Bio se puede lograr un pH óptimo y reducción de dureza, evitando la inactivación de los principios activos.